El amo deja crecer el trigo y la cizaña juntos: en la iglesia hay bien y mal; santos y pecadores. Y se rechaza todo fanatismo que pretenda arrancar desde ya toda cizaña. En esta parábola se desplaza el centro de atención del tiempo presente de la iglesia al tiempo del juicio final. El juez es el hijo del hombre que ha sido elevado, su reino es el mundo.

El ha sembrado la buena semilla y al final decidirá que es trigo y qué es cizaña. El fuego eterno es ser excluido de la luz y del gozo de la comunión con Dios. Mt 13, 36-43

Feliz martes (BJV)

 

Lecturas del día