Hoy, tercer domingo de Cuaresma, la lectura evangélica contiene una llamada de Jesús a la penitencia y a la conversión. O, más bien, una exigencia de cambiar de vida.

“Convertirse” significa, en el lenguaje del Evangelio, mudar de actitud interior, y también de estilo externo. Es una de las palabras más usadas en el Evangelio. Recordemos que, antes de la venida del Señor Jesús, san Juan Bautista resumía su predicación con la misma expresión: Predicaba un bautismo de conversión (Mc 1,4). Y, enseguida, la predicación de Jesús se resume con estas palabras: Conviértanse   y crean en el Evangelio 

(Mc 1,15). Esta lectura de hoy tiene, sin embargo, características propias, que piden atención fiel y respuesta consecuente.(BJV)