Hoy, Jesucristo nos dirige nuevamente una llamada a la humildad, una invitación a situarnos en el verdadero lugar que nos corresponde: No se dején llamar “Rabbí” (...); ni llamén a nadie “Padre” (...); ni tampoco se dejen  llamar “Guías” (Mt 23,8-10). Antes de apropiarnos de todos estos títulos, procuremos dar gracias a Dios por todo lo que tenemos y que de Él hemos recibido.Como dice san Pablo, ¿qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras recibido? (1Cor 4,7). De manera que, cuando tengamos conciencia de haber actuado correctamente, haremos bien en repetir: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer (Lc 17,10).(BJV)