Hoy encontramos un doble mensaje. Por un lado, Jesús nos llama con una bella invitación a seguirlo: "Le siguieron muchos y los curó a todos"

 (Mt 12,15). Si le seguimos encontraremos remedio a las dificultades del camino, como se nos recordaba hace poco: "Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso" (Mt 11,28). Por otro lado, se nos muestra el valor del amor manso: No disputará ni gritará

 (Mt 12,19). Él sabe que estamos agobiados y cansados por el peso de nuestras debilidades físicas y de carácter... y por esta cruz inesperada que nos ha visitado con toda su crudeza, por las desavenencias, los desengaños, las tristezas. De hecho, "se confabularon contra Él para ver cómo eliminarle"(Mt 12,14). (BJV)