Alberto Linero
Señor mío y Dios mío, gracias por este mes que iniciamos y gracias por el que pasó. Hoy entendí que cerrar también es amar: a mí, a los otros, a la vida. No todo lo que comienza está llamado a quedarse para siempre.
Todo tiene su tiempo, y su final también puede ser sagrado. Te entrego lo que hoy sentí que debía cerrar: una conversación pendiente, una emoción que pesaba, una historia que ya no me construye.
No ha sido fácil, pero siento paz, porque al cerrar bien, algo se ordena dentro de mí. Ayúdame a no quedarme pegado al «hubiera», a no enredarme en lo que no fue, sino mirar atrás con ternura, pero sin instalarme en la nostalgia.
Que valore sin quedarme detenido. Gracias por lo que fue, pero ahora no es. Sé que Tú me acompañas también en los adioses, en los silencios, en los cambios y en los días por venir.
Si fallé, dame la humildad para corregir. Solo quiero ser cada día más humano, más libre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén…
¡En la Voluntad de Dios siempre!
“Como María seamos peregrinos de ESPERANZA”✍.
SEPTIEMBRE:
Lema: “Tu palabra es la fuente de mi esperanza” (Sal 119,114).
Valor: "La Palabra, fundamento de la esperanza"
Lecturas Homilías Moniciones Oración de la noche
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