Alberto Linero
Señor mío y Dios mío, termina este día y vuelvo a Ti como quien vuelve a casa, así como el hijo menor del evangelio.
Me he alejado y he vuelto y Tú siempre con los brazos abiertos; y ahora, aunque me aleje de lo esencial, sé que me esperas siempre con los brazos abiertos para hacer fiesta.
Así me lo recordaste hoy en esas parábolas que hablan de lo perdido y lo encontrado, del amor que no se rinde, de la alegría del reencuentro. Esta noche me reconozco frágil, con heridas, con aciertos y errores.
Pero también me reconozco amado. Tú no esperas que sea perfecto para abrazarme. Tú sales a buscarme cuando me pierdo. Tú enciendes la casa entera para encontrarme cuando me escondo. Tú corres hacia mí cuando por fin decido regresar. Y eso me desarma. Te amo y pongo todos mis planes de mañana en tus manos, porque confío en Ti.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén…
¡En la Voluntad de Dios siempre!
“Como María seamos peregrinos de ESPERANZA”✍.
SEPTIEMBRE:
Lema: “Tu palabra es la fuente de mi esperanza” (Sal 119,114).
Valor: "La Palabra, fundamento de la esperanza"
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