LA RECETA ESPIRITUAL: La paciencia de Job

En el mundo bíblico Veterotestamentario (Antiguo Testamento) es muy conocida la figura de Job como prototipo de perseverancia, en donde la paciencia es manifestada en su máxima expresión. ¡Y en realidad es así! La mayor parte del libro, que pertenece al grupo de los Sapienciales, y recibe su nombre del personaje principal, se desarrolla en un contexto de difíciles pruebas con desgarrantes y continuos sufrimientos. Mostrándonos cómo a pesar de perder sus hijos, sus bienes materiales, su propia salud, el apoyo de sus amigos más cercanos, incuso de su mujer, que le invitan a renegar de Dios, a pesar de todo, se mantuvo fiel.

Podríamos preguntarnos: ¿Qué clase de paciencia hay en este hombre que le lleva a vencer tantos obstáculos?

La de Job, es una paciencia enriquecida por otras virtudes y valores, tales como: bondad, fe, esperanza, firmeza, optimismo, templanza, etc; no contaminada con actitudes como la indiferencia, la dejadez y el pesimismo que podrían dar pie, de forma errónea, a percibir una pseudopaciencia (falsa paciencia).

Job fue un hombre justo (bueno), bendecido por Dios, que supo mantener su gratitud y fidelidad a él con el testimonio de su fe inquebrantable, con su confianza y esperanza firmes.

Hermanos y hermanas, procuremos una paciencia a ese nivel, que, contra vientos y mareas, nos permita mantener en control nuestras vidas: nuestras emociones y acciones. En este sentido nos ilumina la Palabra: (Pr 14, 29 y Pr 16, 32.) Sobre todo, en un tiempo de dificultades económicas, crisis sanitaria, pérdida de empleos, de familiares y amigos por causa de muerte, de distanciamiento físico, aún cuando quisiéramos estar al lado de nuestros enfermos y no podemos para no contagiarlos o no ser contagiados.

No nos dejemos vencer por las adversidades, que problemas hay y los habrá, pero como dice Santa Teresa de Jesús: "la pacieciencia todo lo alcanza". Y como lo dicen nuestros mayores a través del refrán popular: "con paciencia y calma se sube un burro en una palma". No nos dejemos afectar por emociones, pensamientos y sentimientos negativos que nos quitan la paz y la alegría, que nos acarrean enojos y desánimos con reacciones desproporcionadas y desequilibradas.

Hagamos caso a Dios que a través del Apóstol nos dice: "Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración " (Rom 12, 12). ¡Amén!

En Jesús y María: P. Cairo

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