Hoy jueves escuchamos nuevamente la íntima confidencia que Jesús nos hizo el Jueves Santo: Como el Padre me amó, yo también les he amado a ustedes (Jn 15,9). El amor del Padre al Hijo es inmenso, tierno, entrañable. Lo leemos en el libro de los Proverbios, cuando afirma que, mucho antes de comenzar las obras, "yo estaba allí, como arquitecto, y era yo todos los días su delicia, jugando en su presencia en todo tiempo" (Prov 8,30). Así nos ama a nosotros y, anunciándolo proféticamente en el mismo libro, añade que jugando por el orbe de su tierra, mis delicias están con los hijos de los hombres(Prov 8,31).El Padre ama al Hijo, y Jesús no deja de decírnoslo: El que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a Él (Jn 8,29). (BJV)