Hoy escuchamos un pasaje evangélico cuyas palabras de la mano del discípulo amado debieron transmitir un fuerte coraje en el camino de la fe durante las persecuciones que sufrieron los primeros cristianos. En aquellos días de las fiestas judías, algunos griegos acudieron a Jerusalén para rendir culto y quisieron ver a Jesús. Pidieron ayuda a los discípulos. “Ver a Jesús†no significa simplemente mirarle, cosa que probablemente pretendían aquellos griegos. “Ver a Jesús†es entrar totalmente en su modo de pensar; significa entender por qué Él tenía que sufrir y morir para resucitar. Como el grano de trigo, Jesucristo tiene que dejarlo todo, incluso su propia vida, para poder traer vida para Él y para muchos otros. Si no captamos esto como el núcleo de la vida de Cristo, entonces no le hemos visto realmente. (BJV)