Hoy Jesús habla a la gente de una experiencia muy cercana a sus vidas: Un hombre echa el grano en la tierra (...); el grano brota y crece (...). La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga (Mc 4,26-28). Con estas palabras se refiere al Reino de Dios, que consiste en la santidad y la gracia, la Verdad y la Vida, la justicia, el amor y la paz (Prefacio de la Solemnidad de Cristo Rey), que Jesucristo nos ha venido a traer. Este Reino ha de ser una realidad, en primer lugar, dentro de cada uno de nosotros; después en nuestro mundo. En el alma de cada cristiano, Jesús ha sembrado por el Bautismo la gracia, la santidad, la Verdad... Hemos de hacer crecer esta semilla para que fructifique en multitud de buenas obras: de servicio y caridad, de amabilidad y generosidad. (BJV)