Hoy vemos nuevamente al Señor rodeado de un gentío: Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio (Mc 2,2). Su corazón se deshace ante la necesidad de los otros y les procura todo el bien que se puede hacer: perdona, enseña y cura a la vez. Ciertamente, les dispensa ayuda a nivel material (en el caso de hoy, lo hace curando una enfermedad de parálisis), pero en el fondo busca lo mejor y primero para cada uno de nosotros: el bien del alma. Jesús-Salvador quiere dejarnos una esperanza cierta de salvación: Él es capaz, incluso, de perdonar los pecados y de compadecerse de nuestra debilidad moral. Antes que nada, dice taxativamente: Hijo, tus pecados te son perdonados (Mc 2,5). Te pido realizar una oración por mí en este día de mi cumpleaños 🥳🎂😇🎊