Hoy, con la sencillez de niños, consideramos el gran misterio de nuestra fe. El nacimiento de Jesús señala la llegada de la "plenitud de los tiempos". Desde el pecado de nuestros primeros padres, el linaje humano se había apartado del Creador. Pero Dios, compadecido de nuestra triste situación, envió a su Hijo eterno, nacido de la Virgen María, para rescatarnos de la esclavitud del pecado. El apóstol Juan lo explica usando expresiones de gran profundidad teológica: En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios (Jn 1,1). Juan llama "Palabra" al Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad. Y añade: Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros (Jn 1,14). Esto es lo que celebramos hoy, por eso hacemos fiesta. Maravillados, contemplamos a Jesús acabado de nacer. Feliz Navidad (BJV)