Hoy viernes, la liturgia de la palabra nos invita a considerar el maravilloso ejemplo de san José. Él fue extraordinariamente sacrificado y delicado con su prometida María. No hay duda de que ambos eran personas excelentes, enamorados entre ellos como ninguna otra pareja. Pero, a la vez, hay que reconocer que el Altísimo quiso que su amor esponsalicio pasara por circunstancias muy exigentes. Ha escrito el Papa San Juan Pablo II que el cristianismo es la sorpresa de un Dios que se ha puesto de parte de su criatura. De hecho, ha sido Él quien ha tomado la “iniciativaâ€: para venir a este mundo no ha esperado a que hiciésemos méritos. (BJV)