Hoy, en este primer viernes de Adviento día de Santa Barbara, el Evangelio nos presenta tres personajes: Jesús en el centro de la escena, y dos ciegos que se le acercan llenos de fe y con el corazón esperanzado. Habían oído hablar de Él, de su ternura para con los enfermos y de su poder. Estos trazos le identificaban como el Mesías. ¿Quién mejor que Él podría hacerse cargo de su desgracia? Los dos ciegos hacen piña y, en comunidad, se dirigen ambos hacia Jesús. Al unísono realizan una plegaria de petición al Enviado de Dios, al Mesías, a quien nombran con el título de “Hijo de Davidâ€. Quieren, con su plegaria, provocar la compasión de Jesús: ¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David! (Mt 9,27).Jesús interpela su fe: ¿Creén que puedo hacer eso? (Mt 9,28). Si ellos se han acercado al Enviado de Dios es precisamente porque creen en Él. (BJV)