Hoy, la profesión de fe de Pedro en Cesarea de Filipo abre la última etapa del ministerio público de Jesús preparándonos al acontecimiento supremo de su muerte y resurrección. Después de la multiplicación de los panes y los peces, Jesús decide retirarse por un tiempo con sus apóstoles para intensificar su formación. En ellos empieza hacerse visible la Iglesia, semilla del Reino de Dios en el mundo. Hace dos domingos, al contemplar como Pedro andaba sobre las aguas y se hundía en ellas, escuchábamos la reprensión de Jesús: ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado? Mt 14,31. Hoy, la reconvención se troca en elogio: Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás Mt 16,17. Pedro es dichoso porque ha abierto su corazón a la revelación divina y ha reconocido en Jesucristo al Hijo de Dios Salvador. A lo largo de la historia se nos plantean las mismas preguntas: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?. Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Mt 16,13.15. Feliz Domingo (BJV)