Hoy miércoles, Jesús nos invita a obrar para la gloria de Dios, con el fin de agradar al Padre, que para eso mismo hemos sido creados. Así lo afirma el Catecismo de la Iglesia: "Dios creó todo para el hombre, pero el hombre fue creado para servir y amar a Dios y para ofrecerle toda la creación". Éste es el sentido de nuestra vida y nuestro honor: agradar al Padre, complacer a Dios. Éste es el testimonio que Cristo nos dejó. Ojalá que el Padre celestial pueda dar de cada uno de nosotros el mismo testimonio que dio de su Hijo en el momento de su bautizo: "Éste es mi Hijo amado en quien me he complacido"  (Mt 3,17). La falta de rectitud de intención sería especialmente grave y ridícula si se produjera en acciones como son la oración, el ayuno y la limosna, ya que se trata de actos de piedad y de caridad, es decir, actos que per se son propios de la virtud de la religión o actos que se realizan por amor a Dios. Por tanto, cuiden  de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendrán recompensa de nuestro Padre celestial (Mt 6,1)(BJV)