Hoy martes, Cristo nos invita a amar. Amar sin medida, que es la medida del Amor verdadero. Dios es Amor, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos (Mt 5,45). Y el hombre, chispa de Dios, ha de luchar para asemejarse a Él cada día, para que seán hijos de nuestro Padre celestial (Mt 5,45). ¿Dónde encontramos el rostro de Cristo? En los otros, en el prójimo más cercano. Es muy fácil compadecerse de los niños hambrientos de África cuando los vemos por la TV, o de los inmigrantes que llegan cada día a nuestro pais. Pero, ¿y los de casa? ¿y nuestros compañeros de trabajo? ¿y aquella familia lejana que está sola y que podríamos ir a hacerle un rato de compañía? Los otros, ¿cómo los tratamos? ¿cómo los amamos? ¿qué actos de servicio concretos tenemos con ellos cada día? (BJV)

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