Hoy celebramos  al apóstol José, a quien los Apóstoles dieron el sobrenombre de Bernabé, que significa “hijo de la consolación” (Hch 4,36). Desde el principio fue generoso: Tenía un campo, lo vendió, trajo el dinero y lo puso a los pies de los Apóstoles (Hch 4,37). Llevó a san Pablo a los Apóstoles, cuando todos le tenían miedo, y con él abrió el apostolado a todos los pueblos. Primero, en Antioquía, donde exhortaba a todos a permanecer en el Señor con un corazón firme, porque era un hombre bueno, lleno de fe y del Espíritu Santo. Y una gran muchedumbre se adhirió al Señor (Hch 11,23-24). Su celo apostólico fue ejemplar, poniendo en práctica el mandato del Maestro: "vayan proclamando que el Reino de los Cielos está cerca" (Mt 10,7).

"Escojan a Pablo y Bernabé, para una tarea que les tengo asignada" (Hch 13,2), proclamó el Espíritu Santo: fueron a Chipre y Asia Menor, y sufrieron mucho por el Señor.(BJV)