Hoy viernes, Jesús por tercera vez se aparece a los discípulos desde que resucitó. Pedro ha regresado a su trabajo de pescador y los otros se animan a acompañarle. Es lógico que, si era pescador antes de seguir a Jesús, continúe siéndolo después; y todavía hay quien se extraña de que no se tenga que abandonar el propio trabajo, honrado, para seguir a Cristo.

¡Aquella noche no pescaron nada! Cuando al amanecer aparece Jesús, no le reconocen hasta que les pide algo para comer. Al decirle que no tienen nada, Él les indica dónde han de lanzar la red. A pesar de que los pescadores se las saben todas, y en este caso han estado bregando sin buen resultado, obedecen. ¡Oh poder de la obediencia! El lago de Genesaret negaba sus peces a las redes de Pedro. Toda una noche en vano. Ahora, obediente, volvió la red al agua y pescaron  una gran cantidad de peces. Créanme: el milagro se repite cada día.(BJV)