Hoy miércoles el Evangelio nos asegura que Jesús está vivo y continúa siendo el centro sobre el cual se construye la comunidad de los discípulos. Es precisamente en este contexto eclesial en el encuentro comunitario, en el diálogo con los hermanos que comparten la misma fe, en la escucha comunitaria de la Palabra de Dios, en el amor compartido en gestos de fraternidad y de servicio que los discípulos pueden realizar la experiencia del encuentro con Jesús resucitado. Los discípulos cargados de tristes pensamientos, no imaginaban que aquel desconocido fuese precisamente su Maestro, ya resucitado. Pero sentían "arder" su corazón ( Lc 24,32), cuando Él les hablaba, explicando las Escrituras. La luz de la Palabra disipaba la dureza de su corazón y sus ojos se le abrieron
( Lc 24, 31).El icono de los discípulos de Emaús nos sirve para guiar el largo camino de nuestras dudas, inquietudes y a veces amargas desilusiones.(BJV)