Hoy, domingo Laetare (“Alegrense”), cuarto de Cuaresma, escuchamos nuevamente este fragmento entrañable del Evangelio según san Lucas, en el que Jesús justifica su práctica inaudita de perdonar los pecados y recuperar a los hombres para Dios. Siempre me he preguntado si la mayoría de la gente entendía bien la expresión “el hijo pródigo” con la cual se designa esta parábola. Yo creo que deberíamos rebautizarla con el nombre de la parábola del “Padre Misericordioso”. Efectivamente, el Padre de la parábola que se conmueve viendo que vuelve aquel hijo perdido por el pecado es un icono del Padre del Cielo reflejado en el rostro de Cristo: Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente (Lc 15,20) (BJV)

Sábado, 26 de Marzo de 2022 Reflexión