Hoy lunes contemplamos ¡una vez más! al Señor solicitado por la gente (corrieron a saludarlo) y, a la vez Él, solícito con la gente, sensible a sus necesidades. En primer lugar, cuando sospecha que alguna cosa pasa, se interesa por el problema.
Interviene uno de los protagonistas, esto es, el padre de un chico que está poseído por un espíritu maligno: Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espuma, rechinar de dientes y lo deja rígido (Mc 9,17-18).(BJV)