Hoy viernes el Evangelio nos habla de dos temas complementarios: nuestra cruz de cada día y su fruto, es decir, la Vida en mayúscula, sobrenatural y eterna. Nos ponemos de pie para escuchar el Santo Evangelio, como signo de querer seguir sus enseñanzas. Jesús nos dice que nos neguemos a nosotros mismos, expresión clara de no seguir "el gusto de los caprichos" como menciona el salmo o de apartar las riquezas engañosas, como dice san Pablo. Tomar la propia cruz es aceptar las pequeñas mortificaciones que cada día encontramos por el camino. Nos puede ayudar a ello la frase que Jesús dijo en el sermón sacerdotal en el Cenáculo: Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto (Jn 15,1-2) (BJV)

Jueves, 17 de Febrero de 2022 Reflexión