Hoy volvemos a vivir las bienaventuranzas y las “malaventuranzas”: Bienaventurados ustedes..., si ahora sufren en mi nombre; Ay de ustedes..., si ahora ríen. La fidelidad a Cristo y a su Evangelio hace que seamos rechazados, burlados en los medios de comunicación, odiados, como Cristo fue odiado y colgado en la cruz. Hay quien piensa que eso es debido a la falta de fe de algunos, pero quizá 

bien mirado es debido a la falta de razón. El mundo no quiere pensar ni ser libre; vive inmerso en el anhelo de la riqueza, del consumo, del adoctrinamiento libertario que se llena de palabras vanas, vacías donde se oscurece el valor de la persona y se burla de la enseñanza de Cristo y de la Iglesia, ya que hoy por hoy es el único pensamiento que ciertamente va contra corriente. A pesar de todo, el Señor Jesús nos infunde coraje: Bienaventurados serán cuando las gentes les odien, cuando les expulsen, y les injurien y  le tachen su nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Su  recompensa será grande en el cielo

 (Lc 6, 22.23). (BJV)