Hoy, en la liturgia de la misa leemos la genealogía de Jesús, y me viene al pensamiento una frase que se repite en los ambientes rurales catalanes españoles: De Josés, burros y Juanes, los hay en todos los hogares. Por eso, para distinguirlos, se usa como motivo el nombre de las casas. Así, se habla, por ejemplo: José, el de la casa de Filomena; José, el de la casa de Soledad... De esta manera, una persona queda fácilmente identificada. El problema es que uno queda marcado por la buena o mala fama de sus antepasados. Es lo que sucede con el Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham (Mt 1,1).
San Mateo nos está diciendo que Jesús es verdadero Hombre. Dicho de otro modo, que Jesús como todo hombre y como toda mujer que llega a este mundo no parte de cero, sino que trae ya tras de sí toda una historia.(BJV)