Hoy lunes, el ciego Bartimeo (Mc 10,46) nos provee toda una lección de fe, manifestada con franca sencillez ante Cristo. ¡Cuántas veces nos iría bien repetir la misma exclamación de Bartimeo!: ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! (Lc 18,37). ¡Es tan provechoso para nuestra alma sentirnos indigentes! El hecho es que lo somos y que, desgraciadamente, pocas veces lo reconocemos de verdad. Y..., claro está: hacemos el ridículo. Así nos lo advierte san Pablo: ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? (1Cor 4,7). A Bartimeo no le da vergüenza sentirse así. En no pocas ocasiones, la sociedad, la cultura de lo que es “políticamente correcto”, querrán hacernos callar: con Bartimeo no lo consiguieron. Él no se “metio en miedo”. A pesar de que le reprocharan para que se callara, él gritaba mucho más: ‘¡Hijo de David, ten compasión de mí!’ (Lc 18,39). ¡Qué maravilla! Da ganas de decir: Gracias, Bartimeo, por este ejemplo.(BJV)
Liturgia del Domingo
Feria de la Semana
Itinerario de Evangelización 2021
TEMA DEL AÑO: “Un pueblo discípulo misionero de Jesucristo, que acoge y vive el Reino de Dios en conversión permanente”
LEMA DEL AÑO: “Acojamos y vivamos el Reino de Dios en permanente conversión”
NOVIEMBRE:
Lema: “Honra a tu padre y a tu madre” (Mt 19, 19)
Valor: FAMILIA