Hoy, el judaísmo aún sabe que el Mesías ha de ser “hijo de David” y debe inaugurar una nueva era del reinado de Dios. Los cristianos “sabemos” que el Mesías Hijo de David es Jesucristo, y que este reino ha empezado ya como semilla que nace y crece  y se hará realidad visible y radiante cuando Jesús vuelva al final de los tiempos. Pero ahora ya Jesús es el Hijo de David y nos permite vivir “en esperanza” los bienes del reino mesiánico. El título “Hijo de David” aplicado a Jesucristo forma parte de la médula del Evangelio. En la Anunciación, la Virgen recibió este mensaje: El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la estirpe de Jacob por siempre (Lc 1,32-33). Los pobres que pedían la curación a Jesús, clamaban: ¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí! (Mc 10,48) (BJV)