Hoy, Cristo nos sale al encuentro. Todos somos Bartimeo: ese invidente a cuya vera pasó Jesús y saltó gritando hasta que éste le hiciese caso. Quizás tengamos un nombre un poco más agraciado... pero nuestra humana flaqueza (moral) es semejante a la ceguera que sufría nuestro protagonista. Tampoco nosotros logramos ver que Cristo vive en nuestros hermanos y, así, los tratamos como los tratamos. Quizás no alcanzamos a ver en las injusticias sociales, en las estructuras de pecado, una llamada hiriente a nuestros ojos para un compromiso social. Tal vez no vislumbramos que hay más alegría en dar que en recibir, que nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos (Jn 15,13). Vemos borroso lo que es nítido: que los espejismos del mundo conducen a la frustración, y que las paradojas del Evangelio, tras la dificultad, producen fruto, realización y vida. Somos verdaderamente débiles visuales, no por tabú sino en realidad: nuestra voluntad debilitada por el pecado tapa la verdad en nuestra inteligencia y escogemos lo que no nos conviene. Solución: gritarle, es decir, orar humildemente "Jesús, ten compasión de mí" (Mc 10,48). (BJV)
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Unidos en adoración y oración por el fin de la pandemia, Vigilia “Dios es quien Sana”
Liturgia del Domingo
Feria de la Semana
Itinerario de Evangelización 2021
TEMA DEL AÑO: “Un pueblo discípulo misionero de Jesucristo, que acoge y vive el Reino de Dios en conversión permanente”
LEMA DEL AÑO: “Acojamos y vivamos el Reino de Dios en permanente conversión”
Mayo:
Lema: “Me has tejido en el vientre de mi madre” (Sal 139, 13)
Valor: VIDA