Hoy  lunes podemos tener la sensación de que el mundo de la fe en Cristo se debilita. Hay muchas noticias que van en contra de la fortaleza que querríamos recibir de la vida fundamentada íntegramente en el Evangelio. Los valores del consumismo, del capitalismo, de la sensualidad y del materialismo están en boga y en contra de todo lo que suponga ponerse en sintonía con las exigencias evangélicas. No obstante, este conjunto de valores y de maneras de entender la vida no dan ni la plenitud personal ni la paz, sino que sólo traen más malestar e inquietud interior. ¿No será por esto que, hoy, las personas van por la calle con la cara como un machete sin afilar, cerradas y preocupadas por un futuro que no ven nada claro, precisamente porque se lo han hipotecado al precio de un Bugatti , de un apartamento  o de unas vacaciones que, de hecho, no se pueden permitir? Las palabras de Jesús nos invitan a la confianza: ¡Ánimo!: yo he vencido al mundo.

 (Jn 16,33) (BJV)